miércoles, 4 de noviembre de 2009

sorpresa

A veces me parece vivir en peligro, como si cualquier desgracia me pudiera acechar y nada haya que yo pueda hacer para zafarme. En grave peligro, en cualquier momento las cosas pueden salir como no quiero, o peor aún, como yo no había pensado. A la vuelta de la esquina me puede encontrar la vida misma, con sus avatares y quién sabe que me llegue el amor, la alegría, así sin previo aviso, sin planificar.

Estuve buscando a Dios durante miles de vidas. Lo ví... a veces muy lejos... Me apuré... cuando hube llegado allí, él se había ido más lejos. Esto siguió y siguió. Pero finalmente llegué a una puerta, y en la puerta había un cartel: `Esta es la casa donde vive Dios`

Por primera vez me preocupé. Me inquieté mucho. Temblando, subí las escaleras. Estaba a punto de golpear la puerta, y súbitamente, en un instante, ví...

Si golpeo la puerta y Dios abre, ¿luego qué? Luego, todo ha terminado: mis viajes, mis peregrinajes, mis grandes aventuras, mi filosofía, mi poesía, todo el anhelo de mi corazón. Todo habrá terminado. ¡Sería un suicidio! Comprendiendo, me quité los zapatos para no hacer ruido al bajar las escaleras. Y desde el momento en que llegué al pie de las escaleras, corrí. Y no he mirado hacia atrás desde entonces. He estado corriendo y corriendo durante miles de años.

Todavía estoy buscando a Dios, aunque sé ahora dónde vive. De modo que todo lo que debo hacer es evitar el lugar, y puedo seguir buscándolo en cualquier otra parte. Pero debo evitar esa casa... esa casa me obsesiona. La recuerdo perfectamente. Si por casualidad entro accidentalmente en esa casa, entonces todo habrá terminado.
Rabindranath Tagore

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