lunes, 9 de noviembre de 2009

mujer con bolso

Su ayuda fue absolutamente imprescindible para lograr recuperar mi bolso de viaje, necesité de su apoyo cuando me percaté de que lo había perdido y que era muy importante recuperarlo. Su presencia a mi lado y su creencia de que lo encontraríamos con toda seguridad fue lo que me impulsó a ir a por él y encontrarlo. De lo contrario, siguiendo mi natural tendencia, hubiese dado por perdido todo antes de empezar.


Me parece recordar que era un día de fiesta, quizá en la Plaza de Lavapiés. Todo era algarabía y lucía un hermoso día de primavera que me invitaba a prolongar un poco más mi tiempo con ella, mi sobrina. Cuando se acercó la hora de partir, descubrí que había perdido mi bolso de viaje. Un bolso plateado donde había guardado mi chaqueta de cuero y algunas cosas más que no recuerdo y que eran importantes.

Me disgusté mucho y me culpé por ser descuidado e irresponsable. Pensé que ya no había posibilidad alguna de recuperar mis cosas. Quizá algún descuidero se habría hecho con ellas. Me entristecí y fue ella, María, quien me dijo: "Venga, vamos rápido a la estación, seguro que está allí y puedes subir al autobús".

Mi cabeza me decía que eso era imposible, nadie que hubiese encontrado mi maleta la hubiese llevado al autobús, justo al que yo debía tomar. No puede ser, es absolutamente imposible. Sin embargo, María me tomó de la mano y empezó a correr arrastrándome y de un brinco saltamos el primer edificio que nos encontramos por el camino. Yo no salía de mi asombro, no imaginé jamás que se pudiera hacer eso y, además, era una experiencia maravillosa.

Así saltamos media ciudad, bricábamos y nos dejábamos caer agarrándonos a las cuerdas con banderas de colores de la fiesta para amortiguar la caída. Y así llegamos a la estación donde dos señores daban vueltas a una suerte de bombo de lotería donde rodaban maletas y bolsos de todos los tamaños y colores. Me acerqué y apenas pregunté por el mío, apareció a mi lado. Me alegré muchísimo, mi sorpresa me tenía sobrecogido. Subí al autobús y me despdí de María.

Lo hice porque nadie me dijo que era imposible. No encontre una manera de hacer una bombilla sino mil de como no hacerla. Thomas Alba Edison

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