martes, 12 de febrero de 2008

de levedades

"He terminado mi desayuno y desde el sofá. Con el portátil sobre las piernas, los pies helados y un pañuelo sacamocos comienzo a poner en orden mi vida de anoche, mientras dormía. Un maravilloso paisaje toscano, con trigales ya tostados y salpicado de cipreses. Las colinas suaves hacía..." Así comencé a contar mi sueño el pasado sábado por la mañana.

Dejé de escribir para encontrarme con Albert. Despuñes de un intenso fin de semana acompañado por él apenas me queda memoria para relatar el sueño; sin embargo, algo sigue en el recuerdo.

Resulta que viendo un maravilloso campo de trigo, Amparo me contaba que no sabe hacer un buen contacto con la gente que conoce por internet. Escenificaba sus desatinos con gestos exagerados hasta que, de tanto ímpetu, caía ladera abajo, rodando por los trigales. Y yo, explotaba de la risa. Nada era grave, ni su caída.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡¡¡con lo grande que es, rodando!!! jajajaja