lunes, 12 de noviembre de 2007

¿dónde estás, Mano-Lin?

Soñé que estaba en Shangai, una ciudad que no conozco. Allí, conmmigo, estaba toda mi familia. La casa era una casa de campo llena de luz y acordamos salir a conocer la ciudad. A pesar de la luz de la casa, en la calle estaba anocheciendo. Tomamos un taxi hacia el centro pasando por infinitud de favelas, rascacielos, edificios coloniales, y pagodas. También crucé un puente de una altura de vértigo sobre la desembocadura de un río inmenso.

Al llegar al centro de la cuidad había perdido a mi familia y comencé a caminar entre una multitud de carromatos, bicicletas y peatones que se entrecruzaban sin rozarse para mi absoluto asombro. No sabía hacia donde ir, pero tenía la certeza de que hiciese lo que hiciese me acabaría perdiendo, no encontraría el viaje de vuelta. Eso no me preocupaba lo más mínimo , quizá porque volver no fuese algo importante.

Mientras caminaba apareció mi jefa, que tampoco me causó sorpresa. Está asustada del barullo de la cuidad y no se bien por qué pero tengo la sensación de estar protegiéndola. Las calles son cada vez más estrechas y huele a comida que me despierta un apetito voraz.