martes, 9 de octubre de 2007

hermano sol, hermano lobo

Dice mi carta astral que Saturno ha entrado en mi Casa diez este mes y se quedará algo más de dos años. Esto me supondrá un esfuerzo prolongado, alguna privación o cierta tendencia al aislamiento; pero todo ello en aras de una meta en la que tengo puesto todo mi interés y por esto, no me resultarán incómodos los esfuerzos que me pide el dios del tiempo, padre de todos los dioses.

En este período debo descubrir dónde encuentro resistencia y descubrir mis límites. También me mostrará mi poder para tolerar y mi habilidad para concentrarme. Será un tiempo para contactar con la honestidad, la cautela y la reserva.


Y anoche soñé con una iglesia de pueblo, de estas iglesias que son dos veces el tamaño del pueblo, con la Parroquia de la Purísima Concepción de Real de Catorce, en México, donde hay una escultura de San Francisco de Asís que se venera el 4 de octubre –hace tan sólo unos días-.
El santo presidía la nave y asistía a un espectáculo teatral que dirigía mi querido Manolo y producía mi querida María. Un éxito, un gozo para los sentidos, pero yo no tenía palabras. Es decir, estaba mudo y sin que esto me produjese ninguna molestia, todo lo contrario.


Y me salto muchos elementos y situaciones del sueño que realmente me pasman. Bendita puerta la que se me ha abierto. Ahora dormir es todo un placer, como leer un libro revelador.
Y del sueño me quedo con el final. Cuando conducía por la carretera de Burgos y paré en un área de descanso. Al bajarnos del coche, Manuel –un amigo terapeuta- y yo, me aterrorizaron unos gatos del tamaño y la fiereza de tigres que estaban hambrientos.


Tuve que entretenerlos tirándoles bolas negras, que no se bien de dónde las sacaba, y que los entretenía, permitiéndome salir de allí a toda velocidad. Sin embargo, antes de echar a correr, pude ver que los gatos-tigres estaban vestidos de chaqué y lucían unas hermosas corbatas Oxford rosas y blancas. No me resultaban extraños, pero sabía que tenía poco tiempo para escapar. Cosa que pude hacer porque Manuel tiró de mí y me aupó a un lugar seguro, un vergel, lejos de los fieros animales.

Yo no podía hablar, no me hizo falta hablar.

Ahora me quiero quedar con este mensaje y callo. No había planeado que fuera así, pero así será.

4 comentarios:

Guilherme Friaça dijo...

mi más importante herramienta en el autoconocimiento son mis sueños. en ellos, no hay como eludir la verdad.

Pedro Valdés dijo...

yo casi no los recuerdo. Los sueños digo.

José dijo...

el olvido es un mecanismo de defensa como cualquier otro

elnaveiras dijo...

pero bueno, cuanto bueno por aquí