Prestamos muy poca atención mientras dormimos al pensamiento que se desenvuelve en nuestros sueños, sin embargo estamos cansados de repetir las mismas respuestas no válidas y desgastantes. Renunciamos a una fuente de extraordinaria riqueza en respuestas creativas y curativas.
Sueño a menudo con Londres, que es una ciudad que representa para mi una válvula de escape, y un lugar a la vez excitante y protector –allí está Manolo, que representa eso mismo para mí-. Es la tierra de las posibilidades, donde cualquier cosa puede ser. En mi fantasía, en Londres, soy un hombre nuevo.
Soñé que estaba en Londres, en Saint Martins in the Field y alrededores, cuando mi hermana Teresa y mi hermano se atrevieron a contarme la verdad: tenían una relación, eran novios. En contra de lo que se podía esperar, la noticia me dejaba un poco indiferente. Solo pensé que me tocaba adaptarme a la nueva situación y, como de pasada, pensé que deberían contárselo a mi cuñado.
Bajamos al metro que consistía en entrar por un agujero muy pequeño a fuerza de golpearse contra él. Los que estaban delante de mí se estrellaban al menos tres o cuatro veces, dolorosamente, antes de pasar. Vi la determinación de todos a hacer lo mismo y, con vergüenza, dije que yo no entraba.
Me armé de valor y volví a salir a la superficie, mis hermanos me acompañaban. Y salimos al Támesis. El día era precioso y tomamos una barca que nos llevó en un agradable viaje hasta donde ya no recuerdo.
2 comentarios:
A pesar de que lo que cuentas en este blog es muy real me resulta muy onirico y no lo digo por el sueno de la ultima entrada. Me encanta esta nueva entrega.
Mil beso Jose.
Te quiero
Desde el lejano Oriente,
Mano-Lin
hum... estamos muy oníricos últimamente...
creo que hiciste bien no pasando por ese lugar en que todos se estrellaban
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