jueves, 20 de septiembre de 2007

Proyecciones animadas

Ayer me dijo Miguel que me volvía a encontrar muy quejón y es cierto. Hablamos, pues, acerca de esto y de cómo la queja me sirve para no salir adelante en ciertas situaciones o para cambiar de rumbo.

Recogí a mi sobrina Cristina, nos fuimos a pasear a Kun y depués la invité a cenar a Enma y Julia. Apenas la conozco, la verdad. De todas mis sobrinas es a la que menos he tratado y la conversación no era muy fluida. Intenté no forzar nada y así empezamos a acomodarnos en momentos de silencio también.

Comenzó contándome cosas de su nuevo novio y, mientras las escuchaba, tuve que hacer esfuerzos por no juzgar, moralizar y, sobre todo, tuve que ocultar mi asombro. De lo más normal que escuché es que el chaval está en libertad vigilada –y no viene al caso que yo cuente aquí el por qué-.

Algo de emoción ví en sus ojos cuando hablaba de él, pero sobre todo había pena, lástima y ganas de salvarlo. Me contuve para no preguntarle de qué quería que la salvaran a ella, qué estaba salvando de ella en él, en qué tormento andaba metida; pero no hubiese entendido nada y de nada hubiese servido.

Todavía sueño con Fabio y pocas veces han sido sueños reparadores, que me sirvieran para resarcirme o apaciguar mi dolor –alguno, solo alguno-, pero aún sueño que lo protejo, que le ayudo, que lo cuido. Y me pregunto por qué eso mismo no me lo hago a mí. Si sigo poniendo fuera aquello que no me gusta de mí, no podré ocuparme de mi necesidad y siempre encontraré a alguien en quien reconozca la carencia y a quien ayudar. Yo seguiré sin mi autocuidado.

5 comentarios:

diario dijo...

bálsamo, aplícate el bálsamo q destilas para los demás.

José dijo...

Voy a poner toda mi atención en eso, de verdad

diario dijo...

Aunque insisto; tus textos, tu bálsamo, son de primera

Anónimo dijo...

dice el refrán que "la caridad bien entendida empieza por uno mismo" (eso sí, no dejes de cuidarnos por ello)

Ababol dijo...

Ay, José, a todos nos gusta que nos cuides tanto, pero no olvides cuidarte tú primero, y pedirnos que te cuidemos, que también nos gusta, aunque a veces nos despistamos y lo urgente no nos deja pensar en lo importante.