miércoles, 20 de febrero de 2008

la galaxia maestra

Me siento tan vivo. No imaginé que me podría encontrar con alguien que me declara su amor. Como de otros tiempos. Los caminos que pensé que ya nunca más volvería a pisar están debajo de mis pies. Y marcho con alegría.

Creo que no le he dejado dormir mucho, estaba agitado. El generoso Albert, Albert el dulce.

Cuando me dormí apareció Miguel, radiante, con los ojos de un tigre que va de caza. Con la mirada afilada. Sonreía. Su sonrisa era como la de una galaxia entera que acaba de surgir de la nada. Me contagiaba.

Me dió la mano y me enseñó un rebaño de espirales azuladas y blancas, de nuevas galaxias que yo nunca había visto. Y sonreí yo también. ¿Qué otra cosa podía hacer si lo que me mostraba eran todos los secretos que encierra el universo? Era amor

4 comentarios:

Guilherme Friaça dijo...

el amor es el secreto del universo...

elnaveiras dijo...

enhorabuena, aunque nos e si ha sido sueño. Aún así enhorabuena

José dijo...

gracias, pepe

el otro día, cambiaba de agenda y me encontré con tu móvil

pensé en tí

me dije, mira que es tenaz este tío, cómo se mueve!

Un abrazo

J

Anónimo dijo...

Oye...no me digas que has sido abducido!!!


Marita