miércoles, 1 de octubre de 2008

dímelo tú

Todo en ella es deseo. Un deseo que la ciega y que lo ocupa todo. No es capaz de razonar, ni de sentir el miedo, ni de cuestionarse el paso que va a dar. Incluso ha asumido que de seguir adelante no le aguarda una época feliz sino llena de dificultades. Y quiere seguir adelante. No alberga dentro de sí ninguna otra posibilidad que no sea un sí, un ahora y un comosea.
Entonces viene a verme y me cuenta.
No sabe que viene a recoger de mí esa parte suya negada. Espera que yo le diga lo que ella no se dice a sí misma. Tal como a ella no le cabe el raciocinio ni la conexión con su sentimiento, espera que a mí si me quepa y se lo devuelva.
Ella quiere vivir su deseo al máximo y que sea otro quien le ponga freno. En realidad, me busca para eso, para que mi autoridad la frene. Ella no quiere tomar su autoridad.
Me cuesta cumplir con ese papel conscientemente, me desgasta, pero se que debo hacerlo.
Que le vaya bonito, que la quiero mucho